02 julio 2011

DESARROLLO COGNITIVO EN EL AULA

Entendiendo el desarrollo cognitivo
Uno de los grandes logros de la psicología del siglo XX fue mostrar la naturaleza constructiva del saber personal, es decir que lo que sabemos no es calco ni copia de una realidad que existe independientemente de nuestra conciencia, sino que es el producto de la actividad del sujeto sobre el objeto. Aunque esta conclusión ha engendrado muchas paradojas filosóficas, (como que la realidad es una construcción del sujeto) hoy se acepta como válida.
La mediación pedagógica garantiza el desarrollo cognitivo
El desarrollo cognitivo, no es producto del autodescubrimiento del mundo por parte del sujeto, la actividad del sujeto sobre el objeto sólo puede engendrar desarrollo cognitivo si está inmerso en una red de relaciones humanas. Son muy conocidos los casos de personas que han tenido escasa experiencia mediada (experiencias de aprendizaje ayudados por otros que saben algo) en los que se manifiesta un considerable atraso cognitivo; Feuerstein denominó a este fenómeno “deprivación cultural”, es decir pobreza en aprendizajes asistido por expertos.
Las consecuencias de las conclusiones de la psicología en la Pedagogía son notorias: las actividades didácticas deben ser mediadas con ayudas específicas del maestro según la necesidad cognitiva del alumno; no se trata de darle tareas al alumno y esperar que los cumpla como pueda. La labor del profesor es descubrir las dificultades cognitivas y brindar ayuda pedagógica pertinente. La red social que garantiza el aprendizaje está conformada por el maestro y los pares (compañeros de aula).
Los errores pedagógicos
Se pierde valioso tiempo en dejar que el alumno descubra las cosas por si sólo o que aprenda por sí solo. Cuando un alumno acude a una institución educativa va con la esperanza de ser ayudado en su aprendizaje. La mediación pedagógica sólo es posible si el enseñante domina una materia o tarea que pide al alumno, son lamentables las situaciones donde docentes piden monografías y ensayos a sus alumnos sin que ellos jamás hayan hecho alguno.
La actividad del alumno ha sido mal entendida por algunos pedagogos. Se ha entendido como entretenimiento en el aula, o como que hay que tener al alumno manipulando cosas concretas para aprender entes abstractos (lo que es nocivo cuando el alumno ha llegado a una etapa formal). Lo concreto siempre es un apoyo, pero no hay que olvidar los niveles de desarrollo que Piaget brillantemente nos sugirió.
También se ha entendido la actividad del alumno como que hay que tenerlo hablando todo el tiempo en el aula o hacer permanentes “exposiciones”. Ya desde los años 70 se ha hecho costumbre de algunos profesores organizar las famosas exposiciones de los alumnos. La metodología llegó a su extremo cuando todo un programa de estudios se organiza de esta manera: se reparte los temas en grupos y se cronograma las exposiciones para cada semana; es decir del “magister dixit” (clase magistral del maestro) al “alumnus dixit” (clase magistral del alumno).
La interrogante es obvia, si se trata de una clase magistral, yo como alumno, ¿de quién aprenderé más?, ¿de mi profesor especialista o de mi compañero que recién entra en contacto con el tema?  Es cierto que algunas exposiciones de los alumnos son interesantes, especialmente de aquellos con muchas habilidades comunicativas, pero tales habilidades jamás son desarrolladas por el 100 por ciento de la población estudiantil (no olvidemos las inteligencias múltiples). De tal manera que con esta metodología los protagonistas son solo algunos alumnos (normalmente los más habladores) y los demás se aburren en las aulas, sin mencionar los casos en que los profesores se duermen en las exposiciones de sus alumnos. Por lo tanto no hay que abusar de las “exposiciones” de los alumnos.
El aporte de la neurociencia
La neurociencia ha mostrado que la experiencia modifica las relaciones entre las neuronas, de tal manera que el desarrollo cerebral puede ser influido por procesos activos y conscientes del individuo, tarea de la educación. También ha mostrado que cada actividad del sujeto se concentra en un determinado grupo de neuronas en forma especial, es decir que nuestro cerebro se organiza modularmente para atender las necesidades de actividad. Conocemos también que el concentrar nuestro cerebro en una sola actividad durante mucho tiempo nos genera cansancio, es como tener un músculo en actividad permanente, en ese sentido nuestro cerebro se comporta como una máquina: también se agota.
Las implicancias de los descubrimientos de la neurociencia para la enseñanza saltan a la vista: en primer lugar los maestros tenemos que diseñar actividades en las cuales los alumnos hagan uso de su cerebro, hay que evitar tenerlos largo rato en actividades donde sólo sean espectadores; en segundo lugar, tenemos que variar de actividades, no podemos tenerlos en una sola actividad una larga jornada. 
Los procesos cognitivos y la pedagogía
El reto de los maestros es diseñar actividades para garantizar el desarrollo de la mente. Para ello desde hace algunas décadas, en Pedagogía se habla de “procesos cognitivos”, un término pedagogizado (permítanme el neologismo) por los maestros ya que ha sido sacado de la psicología cognitiva, pero se le ha dado interpretaciones pedagógicas, útiles solo en la enseñanza. La psicología cognitiva habla de procesos cognitivos, entendiendo por éstos lo que la psicología de principios del siglo XX llamaba “procesos psicológicos superiores”, es decir el razonamiento, la memoria, el lenguaje, la percepción, la voluntad, etc.
Pedagógicamente se entiende que para llevar a cabo una tarea, en la mente del alumno ocurren unos procesos, que no sabemos su mecanismo, pero estamos seguros que ocurre por nuestras vivencias tanto personales como por el contacto con los alumnos. Es así que en pedagogía se habla desde los años 60 de verbos que implican la existencia de procesos, ya que normalmente se refieren a acciones; y tendemos a diseñar actividades teniendo en cuenta dichos verbos.
Así hemos aprendido a ir especificando las acciones desde lo más general hasta lo más específico. Por ejemplo, para analizar un tema o hecho, necesitamos de varias tareas más específicas que cumplir: identificar información relevante, estudiar la información por separado, llegar a alguna conclusión, etc. A esas tareas específicas didácticamente organizadas en actividades es lo que en Pedagogía se llama procesos cognitivos.
No  existe manual de procesos cognitivos pedagógicamente explicados, tal vez porque es tan circunstancial su diseño que no es posible universalizarlos, solo depende de la habilidad del maestro. Sin embargo siempre existe el riesgo del dogmatismo, de creer que existe una secuencia única de tales procesos y son hasta inútiles los debates en ese sentido, cuando los problemas se resuelven en la práctica docente.
A  modo de conclusión
Necesitamos unas aulas más eficaces, donde los alumnos no vayan a perder el tiempo, donde el maestro brinde ayuda efectiva al alumno y lo ayude en su desarrollo. Necesitamos unas actividades didácticas donde todos los alumnos estén inmersos y no sólo donde algunos sean los protagonistas, puesto que el desarrollo de las capacidades depende de la actividad del alumno mediada por ayuda de expertos.

BIBLIOGRAFÍA
1.       Cole, M. (1999). Psicología cultural: una disciplina del pasado y del futuro. Ediciones Morata.
2.       Daniels, H. (2003). Vygotsky y la pedagogía. Editorial Paidós.
3.       Mugny, G., & Pérez, J. A. (1988). Psicología social del desarrollo cognitivo. Anthropos Editorial.
4.       Valiña, M. D., Martín, M., & Rajo, M. M. (1997). Psicología cognitiva: perspectiva histórica, métodos y metapostulados. Pirámide.
5.       Vigotski, L. S. (2001). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Editorial Critica.
6.       Wertsch, J. V. (1993). Voces de la mente: un enfoque sociocultural para el estudio de la Acción Mediada. VISOR.

1 comentario:

  1. Para esto vale mi anterior comentario, aunque para mí fue más facil el logro pues al ser materia especial el juego es un gran aliado.Abrazo y felicidades.

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